¿Alguna vez te has preguntado cómo se resuelven los conflictos cuando se incumplen acuerdos o se causan daños fuera de un contrato?
A lo largo de este artículo vamos a explorar las intrincadas dimensiones de la responsabilidad civil, tanto contractual como extracontractual, y su impacto en nuestra vida cotidiana y profesional.
¿Te quedas a descubrirlo?
¿Qué es la responsabilidad civil contractual?
Imagina que contratas a una empresa de construcción para remodelar tu casa.
Firmas un contrato detallando las especificaciones del trabajo, el tiempo de finalización y el coste total.
La empresa se compromete a terminar la remodelación en tres meses y tú acuerdas pagar una suma específica por sus servicios.
Pero durante la remodelación, la empresa de construcción no sigue los planos acordados y utiliza materiales de menor calidad de los especificados en el contrato.
Además, en lugar de terminar el trabajo en tres meses, la obra se extiende a cinco, por lo que te causa inconvenientes y gastos extra, como, por ejemplo, tener que alquilar otro lugar para vivir mientras la casa está en construcción.
Pues, en ese caso, puedes demandar a la empresa de construcción responsabilidad civil contractual, argumentando que la empresa no cumplió con los términos del contrato, lo que te causó daños económicos y molestias adicionales.
Visto así, puede que se entienda mejor, pero en grandes rasgos, la responsabilidad civil contractual surge cuando una de las partes incumple las obligaciones establecidas en un contrato previamente acordado.
Vaya, que las partes están obligadas a cumplir con lo pactado en lo acordado en el contrato.
Por el contrario, la responsabilidad civil extracontractual se produce cuando una persona causa un daño a otra sin que exista un contrato previo entre ellas.
Para que lo entiendas, te ponemos un ejemplo bastante común.
Imagina que estás conduciendo tu coche por una carretera cuando, de repente, aparece otro coche que conduce de manera imprudente y a mucha velocidad, pierde el control de su vehículo y choca contra el tuyo.
Como resultado del accidente, sufres lesiones físicas y tu coche queda muy dañado.
En este caso, no existe ningún contrato entre tú y el otro conductor, pero el otro conductor tiene la obligación de conducir de manera segura y respetar las normas de tráfico.
Por lo que puedes demandar al otro conductor por los daños sufridos a través de una acción de responsabilidad civil extracontractual.
Ahora que ya conoces en qué consiste cada una de estas responsabilidades, vamos a profundizar en cuáles son las diferencias que existen entre ellas de manera más detallada.
Regulación
La responsabilidad contractual está regulada principalmente por el contrato firmado entre las partes y, subsidiariamente, por el Código Civil o la normativa aplicable al tipo de contrato en cuestión.
Por otro lado, la responsabilidad extracontractual se rige por las disposiciones generales del Código Civil que establecen la obligación de reparar el daño causado a otro, independientemente de la existencia de un contrato.
Existencia de un contrato
La diferencia más evidente entre ambas es que existe un contrato.
La responsabilidad contractual depende de un acuerdo previo entre las partes, mientras que la responsabilidad extracontractual surge de la mera acción u omisión que causa un daño, sin que haya una relación contractual previa.
Daños que se pueden resarcir
En términos de daños resarcibles, la responsabilidad contractual generalmente cubre los daños y perjuicios directos que resulten del incumplimiento del contrato.
En cambio, la responsabilidad extracontractual puede abarcar una gama más amplia de daños, que incluyen daños materiales, personales y morales, siempre que se pruebe la relación de causalidad entre la acción y el daño.
Plazo de prescripción
El plazo de prescripción es el tiempo dentro en el que se puede reclamar judicialmente la reparación del daño.
Para la responsabilidad contractual, este plazo varía según el tipo de contrato y la legislación específica, pero generalmente es más largo que el de la responsabilidad extracontractual.
En muchos casos, el plazo de prescripción para reclamaciones extracontractuales es de un año desde que la víctima conoce el daño y al responsable.
¿Se puede interrumpir el plazo de prescripción?
Sí, el plazo de prescripción puede interrumpirse mediante la realización de actos que demuestren la intención de ejercer el derecho, como la presentación de una demanda o una reclamación extrajudicial.
Esta interrupción reinicia el cómputo del plazo de prescripción, dando más tiempo a la parte afectada para iniciar acciones legales.